El pasado no es pasado si lo sufres hoy.
Si sientes la nostalgia hoy, si estás anclado a recuerdos que afectan tu presente, no es pasado… Es presente.

El futuro no es futuro si tus pensamientos sobre él te hacen sentir ansiedad.
Si estás nervioso porque no sabes qué pasará y afectas tu presente, no es futuro… es presente.

Es presente porque lo tienes presente hoy, lo vives hoy y te desconecta de lo que podrías vivir hoy sin esos recuerdos y sin esa ansiedad.

El pasado ya pasó, no lo puedes cambiar, el hoy sí y sobretodo la forma de verlo.

El futuro aún no llega y nunca sabemos lo que va a pasar. La ansiedad no te da respuestas, también te desconecta de tu presente y de lo que puedes vivir hoy.

Hoy es todo lo que tienes, ¿qué harías si no estuvieras pegado a ese pasado que te desanima hoy? ¿Qué harías si no te sintieras ansioso porque no sabes lo que va a pasar?

Tómate unos segundos y respondete la siguiente pregunta: ¿Qué harías si no tuvieras miedo? Y sea cual sea la respuesta, no esperes a no sentir miedo para animarte a hacerlo, porque muchas veces el miedo seguirá ahí y sólo se trata de hacer lo que realmente sientes, aún con miedo.

¿Qué podrías hacer distinto de lo que has hecho hasta hoy? Ve más allá de tus propios límites, diferencia todo lo que sólo pasa en tu cabeza y deshazte de eso porque no es real, deja las excusas de lado y no postergues más aquello que hace tiempo se está moviendo dentro de ti y está pidiendo a gritos salir.

Siéntate contigo y crea tu presente: ¿qué harás hoy? ¿Qué puedes hacer hoy para acercarte a eso que tanto sueñas?