Las respuestas sólo las tienes tú
Quería contarles una experiencia que me pasó hace poquito y que me llevó a una reflexión mucho más profunda, como cada cosa que nos pasa día a día.
Estaba con una amiga compartiendo una tarde soleada en un lugar en el que había una piscina rodeada de árboles, yo estaba sentada en una reposera y conversaba desde ahí con ella, quien se encontraba ya dentro de la piscina.
La verdad es que me considero muy friolenta y para entrar en una piscina o en el mar, me demoro bastante, si es que llego a entrar. Desde donde estaba observaba todo alrededor, el día espectacular, el clima, el sol calentando mi piel, el viento soplando perfectamente y mi amiga, disfrutando en la piscina, nadando, se le veía tan divertida, yo sólo pensaba: “¡Qué rico! ¡yo también quiero estar ahí dentro!” Entonces ella, como leyendo mi pensamiento me dice: “métete”, yo la miro y le digo: ¡Nooo, es que hace mucho frío! Y me dice: ¿¡Pero, quieres meterte a la piscina!? Yo le dije: “¡claro que me encantaría!, pero me da frío”, y escuché este diálogo que era tan contradictorio, de decir que sí quería, pero que no me metía porque me daba frío y entendí algo, sí quería meterme a la piscina, pero no quería sentir ese frío que se siente cuando recién te metes, por el cambio de temperatura, es decir, quería estar ya metida en la piscina, disfrutando, nadando y jugando, pero no quería pasar por tener que meterme y atravesar ese frío inicial.
Y ahí es donde pude ir más allá y permitir que esa situación, que parecía sin importancia, se abriera delante de mí, como una gran maestra. Porque recordé cuántas veces queremos obtener los beneficios de algo o lo bonito, pero rechazando lo que no nos gusta y que a veces encontramos, en el camino de llegar a eso que queremos. Y es así como me observé en muchas situaciones queriendo obtener de la vida la parte que llamamos “linda” y “bonita” y rechazando de alguna manera las situaciones o personas que no nos gustan, que nos despiertan emociones que nos incomodan.
¿Cuántas veces nos encontramos huyendo de aquello que nos incomoda, que no nos gusta? Y huyendo de eso, no nos damos cuenta, que huimos de una gran parte de la vida, porque esos estados emocionales que no son tan bonitos o esas personas que rechazamos, son nuestros grandes maestros. Todo aquello que nos incomoda, nos trae un gran aprendizaje y vinimos a vivir esta vida, justamente para integrar todos esos aprendizajes.
¿Cuántas cosas, al día de hoy, no sabríamos, si no hubiéramos obtenido el aprendizaje de esos grandes maestros?
Ábrete a ver delante de ti, cualquier situación o persona como un gran maestro, porque si te abres a esa posibilidad, podrás aprender lo que te vino a enseñar, si te cierras al aprendizaje, los maestros cambiarán de forma, y aparecerán otras personas, y con ellas, “nuevas” situaciones, que no son más que una versión diferente de la anterior, para hacerte ver, lo que no viste antes y viniste a aprender.
Pregúntate: ¿Qué situaciones estoy repitiendo en mi vida? ¿Qué no estoy viendo en esa situación? ¿Qué se necesita de mí ahí? ¿Para qué ocurre lo que ocurre? Respóndelas con el corazón abierto y de la manera más honesta, sólo así, podrás romper con ciclos y salirte del laberinto.