Hazlo Posible

Es muy fácil sentir paz o decir que estamos bien, cuando todo sale como nosotros queremos.

Ya cuando las cosas se complican un poco, se nos va haciendo más difícil sentirnos en paz, y cuando lo que vemos afuera no nos gusta para nada, nos dejamos envolver por aquello que vemos, nos quejamos, criticamos, nos resistimos y ponemos la atención en eso que pasa afuera, en vez de encontrar la paz dentro de nosotros, independientemente de lo que esté pasando afuera.

Son tiempos en lo que se está moviendo todo, cada vez más rápido y no precisamente como nosotros quisiéramos, son tiempos en que al moverse todo, nos damos cuenta que no tenemos el control sobre muchas cosas, y que en realidad, nunca lo tuvimos, aunque quisimos creernos el cuento de que sí. Y eso desorienta, nos hace sentir perdidos muchas veces, otras enojados. Y es ahí, cuando más tenemos que regresar a nosotros, ahora más que nunca tenemos que mantenernos en el centro, en nuestro centro. ¿A qué me refiero cuando hablo de nuestro centro?

Se me hace muy fácil usar la analogía de nuestro centro con la del centro de un huracán, ya que, el centro del huracán, es el punto en el que, aunque afuera hay corriente de vientos soplando fuerte y se lleva todo lo que encuentre, ahí se crea una especie de vacío en donde no pasa nada, y es muy simbólico que ese punto no sea estático, se va moviendo también, lo cual nos habla de flexibilidad, de soltar, de romper estructuras.

Por eso, para mantenernos ahí, tenemos que liberar mucho, liberar el pasado, liberar creencias, emociones estancadas, emociones de cosas que ya pasaron, pero que las sigo sintiendo, por lo tanto, ya dejaron de ser adaptativas para convertirse en algo que me hace daño, pero no me hace daño porque pasó, me hace daño porque elijo sostenerlo aún, elijo llevarlo y seguir cargándolo en mi equipaje. Eso me pone a mí a vibrar en el pasado y a traerlo a este momento, afectando mi presente.

Si nosotros buscamos regresar ese centro del huracán, y digo regresar porque se encuentra dentro de nosotros de manera natural y podemos acceder a él con tan sólo elegirlo, si accedemos a esa parte nuestra, alrededor puede pasar lo que sea y no te va a llevar, no vas a permitir dejarte llevar.

En este ejemplo y en las diferentes situaciones que vamos creando y co-creando, nos vamos moviendo entre el centro y el mismo huracán. Porque no siempre vamos a estar en el centro, además que, para llegar al centro, muchas veces tenemos que estar primero en el huracán, luego suelto, y regreso a mi centro, eso es parte de nuestro aprendizaje.

Pero ¿qué pasa cuando estoy en el huracán y no hago nada por volver a mi propio centro? Aceptamos estar ahí de manera resignada, decimos “ya pues, estoy aquí”, “es lo que me tocó vivir”, “no puedo hacer nada”, “acepto mi destino”, “es mi cruz” y ¿saben qué? el destino no se acepta con resignación, el destino se crea, el destino se construye, el destino se hace, paso a paso, decisión a decisión, elección a elección, aunque estés en el huracán mismo, tú tienes la elección de decidir si te quieres quedar ahí o quieres regresar hacia el centro de ese huracán.

No acepten ningún destino sea cual sea, no se resignen a vivir como no quieren vivir, si están en un lugar que no quieren, con quien no quieren, en donde no puedan desplegar sus alas y ser ustedes mismos, no lo acepten, no hay que aceptar algo que no queremos en nuestra vida, tenemos que soltar, liberarnos para poder fluir, para poder volver a este centro, son tiempos para estar en el centro, busca tu centro, busca qué necesitas para estar en tu centro.

¿Qué pasos te van a llevar a ese centro? ¿Por dónde empiezas? Empieza hoy, no pienses en cuanto te falta, en cuando terminarás, en cuando estarás en el centro, no te pongas tiempo,

no te limites, no te pongas estructuras, tú eres mucho más que cualquier estructura, no pienses en imposibles, hazlo posible.

Deja un comentario

A %d blogueros les gusta esto: