Ser yo es permitirme ser yo, lo cual suena muy fácil, porque para ser yo, no tengo que ser nada más que yo, no tengo que hacer nada, sin embargo, es una de las cosas que más nos cuesta porque me parece que no lo logramos entender del todo.

Desde muy chicos escuchamos frases que nos dicen: “sé como quieras ser”, “sé tu mismo”, “sé fiel a quién eres” y muchas más, pero ¿cómo interiorizamos eso?

¿qué significa permitirnos ser?

Tenemos que entender que ser y sentir van ligados, ya que no podemos ser sin permitirnos sentir.

Nosotros somos y estamos vivos porque sentimos, pero ¿cuántas veces sentimos algo y lo callamos?, lo ahogamos dentro de nosotros, nos reprimimos y no nos permitimos expresar porque no nos sentimos con la confianza para poder hacerlo, ya que, hacia afuera, percibimos mucho juicio y si nos sentimos juzgados cuando decimos algo o nos mostramos tal cual somos, es porque de alguna manera nosotros también lo hacemos.

Si alguien llora, analizamos si tiene alguna razón para llorar, si alguien ríe también, opinamos si está bien o no está bien que sienta lo que está sintiendo y calificamos las emociones como buenas y malas, por lo tanto, vivimos en un medio en el que las escondemos o luchamos para no sentirlas.

Toda emoción es neutra, no es ni buena ni mala, tiene un sentido y nos está tratando de decir algo, y, cuando intentamos ahogarlas dentro de nosotros, no desaparecen, aunque creemos que no están… están, y ahí es donde se vuelve algo negativo.

Cuando no nos permitimos expresar, nos perdemos el sentido de sentir lo que sentimos, el para qué, y el sentido es meramente adaptativo, es decir, me ayuda a adaptarme a una situación, me mueve de donde estoy, me impulsa, me sirve de motor, por eso es que las emociones no son buenas o malas, simplemente son y quienes las sentimos, tampoco somos buenos o malos, simplemente somos.

En la medida que nos permitamos sentir, cerrar los ojos, regalarnos un espacio para sentir lo que sea que estamos sintiendo, sin juzgar, sin decir que eso es malo y que no debería sentirlo, sin callar mi voz interior, sin impedir que salga, me podré permitir ir al fondo, sentir en todo mi ser, hasta en mi cuerpo, podré comprender su sentido, podré abrazar lo que siento y liberarlo.

¿Qué es liberarlo? El paso 1 es tomar consciencia de su para qué, tiene que ver con el darme cuenta y entender qué me está tratando de decir lo que siento, qué me está alertando, qué me está mostrando y enseñando. Y el paso 1 tiene que ir acompañado del paso 2, que es tomar la responsabilidad, y tiene que ver con la acción, si ya me di cuenta la información que me trae, ahora tengo que ver qué hago con esa información, siempre el darme cuenta de algo, tiene que llevarme a moverme de donde estoy, a hacer las cosas diferentes, si no, es mejor no haberme dado cuenta.

Así es como alquimizo, transformo, transmuto la emoción y así es como alquimizo, transformo, transmuto, algo en mí. Es ahí donde encuentro el sentido y eso, cambia algo en mí.