¿Prefieres tener paz o tener la razón?
¿Alguna vez has sentido que hay personas alrededor tuyo, sean pareja, amigos, amigas o personas que trabajan contigo, que no te entienden?
Pues no es tu imaginación, la verdad es que hay gente que no te entiende y que tampoco tienen que hacerlo, es más, hay personas que no van a entenderte por más que lo intentes, no van a entender lo que tú sientes, lo que tú piensas o cómo haces las cosas. ¿Por qué? Porque no tienen la misma experiencia de vida que tú, no tienen tus vivencias y, por lo tanto, tampoco la misma perspectiva o forma de ver las cosas. Y todo bien con eso, el conflicto no se gesta cuando el otro no nos logra entender, el conflicto se gesta, cuando queremos que nos entienda y gastamos mucha energía explicando y explicando una y otra vez, justificando, armando los mejores argumentos con el fin de encontrar la manera de que la otra persona nos entienda. Y yo me pregunto: ¿Para qué? ¿Para qué lo hacemos? ¿Realmente te beneficia en algo? Y si crees que sí ¿En qué te beneficia?
En mi opinión es un desgaste de energía completamente innecesario.
¿Y qué tal si por alguna vez dejamos que cada quien piense lo que desee pensar, sin sentir la necesidad de tratar de convencer al otro? ¿Qué pasaría? ¿Cómo te sentirías?
¿Por qué no lo intentamos? Propongo hacer ese ejercicio, la próxima vez que te encuentres en una situación en la que las dos o más personas están en desacuerdo frente a un mismo tema, por una única vez, no intentes convencer al otro. Puedes dar tu punto de vista, sólo con la intención de expresar lo que hay dentro de ti, no con la intención de convencer a nadie. Y también escucha los puntos de vista de los demás, sólo escucha, no escuches con el fin de responder a todo lo que esa persona te está diciendo, no argumentes en tu cabeza ni pienses lo que podrías decir para poner tus argumentos sobre los de la otra persona, sólo escucha.
Tal vez la primera vez que lo intentes puedas sentir un poco de incomodidad o extrañeza, pero te aseguro que después vas a sentir una liberación increíble, que te llevará a sentir paz. De ahí el dicho: “A veces es mejor tener paz, que tener la razón”, busca tener paz.
Recuerda: no tienes que convencer a nadie de nada, sigue dando todos los pasos que creas que sean los mejores, los más convenientes, los más adecuados para ti, aunque otra persona te diga que por ahí no es. Escúchate. Pregúntate ¿qué es lo que realmente quiero en esta situación?
Si tu das tus propios pasos te van a acercar a lo que tu realmente quieres, si das los pasos de otro, tal vez te acerquen a lo que la otra persona quiere para ti, pero cada vez te alejarás más de tus propios deseos, de tu propio sentir, de lo que te resuena a ti.
Dejemos de gastar energía innecesariamente, no nos sirve de nada, no nos lleva a ningún lugar o al menos no nos lleva a donde queremos ir.
Proponte ser coherente, pero esa coherencia es interna, es contigo, no es con otra persona, no es en otro camino, no es con pasos que no sean los tuyos.
El camino que estás recorriendo es tu propio camino, es único porque es tuyo y al final de todo, la única persona que va a estar lo suficientemente feliz o infeliz con cada paso, decisión, elección o experiencia vivida, vas a ser tú.
Proponte escucharte desde la honestidad que sólo tú puedes sentir, preguntarte qué es lo que realmente sientes, qué es lo que realmente quieres y qué decisión tomarías si esa otra persona no estaría hablándote e interfiriendo en esa decisión. Eso es la más honesto y lo más leal que puedes hacer. Y además es una muestra de amor grandísima hacia ti. Sigue tus pasos, sigue los deseos de tú corazón.