¿Te sientes libre?
Estaba pensando en las cosas que, como seres humanos, más buscamos. Y, entre muchas respuestas, una de las que más se me venía a la mente, es la libertad.
De una forma u otra, estamos buscando sentirnos libres. Queremos sentir la libertad de ser quienes somos, de hacer lo que queremos y nos gusta hacer, cuando queremos hacerlo, de estar con quien queremos estar, entre muchas otras cosas.
Y esto, es bien irónico, porque a la vez que estamos buscando sentir esa libertad, las decisiones que tomamos, parecen más bien atarnos.
Nos atamos a pensamientos, a creencias, a situaciones, a personas por no querer estar solos, nos atamos a una pareja porque tenemos miedo de que no llegue alguien más. Nos atamos a un trabajo, aunque no nos guste, por el miedo a no poder conseguir otro, nos atamos a cuentas por pagar, a cosas que logramos tener en nuestra vida, pero que luego, tenemos temor de perderlas.
Entonces, cuando queremos ejercer ese derecho de libertad que tenemos, nos damos cuenta que no podemos porque tenemos un montón de ataduras que muchas veces se convierten en obstáculos en el camino, ¡sí! obstáculos que nosotros mismos hemos ido poniendo mientras íbamos caminando.
Estamos en un momento en el que debemos de empezar a preguntarnos ¿qué cosas nos quitan libertad? e ir sacando esos obstáculos a medida que los vamos identificando, para dejar de vivir desde lo que creo que me tocó, a convertir mi vida en lo que realmente quiero vivir.
Es momento de lanzarnos a vivir desde el hoy y dejar de esperar un fin de semana para hacer algo divertido o para reír a carcajadas, dejar de esperar las vacaciones para viajar a aquel lugar que tanto he querido por un montón de tiempo, o visitar a alguien para compartir, en vez de decirme a mí mismo o a mí misma que no tengo tiempo.
Debemos dejar de esperar la jubilación para descansar, porque es una manera de justificar mi exceso de trabajo, diciéndome: ya descansaré cuando me jubile o me muera, lo que llegue primero.
Es momento de dejar de esperar, dejar de prorrogar nuestra vida, nuestra felicidad y empezar a vivir mucho más en coherencia.
Es el momento de preguntarnos ¿qué es lo que realmente queremos?
No lo que digo que quiero, sino ¿qué es lo que realmente siento en mi corazón que quiero?
Hay personas que creen que ya se le pasó la vida, que tienen “x” edad y que ya es tarde para volver a empezar… y esas son excusas y justificaciones para no moverme de donde estoy y seguir perpetuando mis insatisfacciones, porque quizás sea más fácil quejarme que moverme, pero no me hará sentir mejor.
Esto no tiene nada que ver con la situación en la que estés, porque sea cual sea, siempre puedes hacer un cambio. No tiene nada que ver con la edad, porque a cualquier edad puedes decidir actuar en coherencia contigo.
Hay que cambiar ese concepto que aquí vinimos a sufrir o a vivir como si la vida fuera un período de tiempo entre que nacemos y morimos, y en el medio, sólo voy esperando que se termine. No vinimos a consolarnos porque la vida de otro me parece peor que la mía, o porque a ese “otro” le tocó algo más difícil para vivir o más complejo.
Todos estamos llamados a ser, a sentir y a vivir desde la coherencia entre quien soy y lo que siento.