¿Qué es la soledad? y ¿por qué nos asusta tanto?
Muchas veces con solo escuchar la palabra soledad nos llenamos de miedo, nos asusta, lo vemos como algo negativo o como lo peor que nos podrÃa pasar, una especie de karma o de castigo, que nos lleva a que, con sólo escuchar la palabra, de una vez lo imaginemos como algo que no queremos en nuestra vida.

Y, como no lo queremos en nuestras vidas, hacemos hasta lo imposible por no sentirnos asÃ, llegando a negociar incluso nuestra libertad, nuestros deseos personales, nuestra misión, nuestros dones o las cosas que nos gustan hacer, cosas que, además, nos llevan una y otra vez, a dar vueltas en una rotonda sin fin, en la que lo único cierto, es que no nos sentimos bien.
Â
¿Y si lo resignificamos? ¿si empezamos a ver la -tan temida- soledad como algo que nos hace bien y hasta cierto punto, realmente necesario en nuestra vida?
Cuando nos conectamos con nosotros mismos, cuando nos damos el tiempo a conocernos, de la misma forma que se lo damos a otras personas, cuando nos escuchamos, cuando damos valor a nuestros intereses, deseos, dones y misión de vida, no hay forma que podamos sentirnos solos.
Hay que tener en cuenta que la soledad no es lo mismo que estar solo, muchos sabemos que a veces podemos estar rodeados de gente y sentirnos solos, o estar solos, sin nadie alrededor, y sentirnos en la mejor compañÃa con nosotros mismos. Todas las personas que forman parte de nuestra vida o pasan por ella, sin importar si esa estadÃa es fugaz o no, absolutamente todas, están de paso y no son las responsables de que nos sintamos solos o no. La pareja, los padres, los hijos, los amigos, los compañeros del trabajo, todos se cruzan por nuestro camino para acompañarnos por un tiempo y enseñarnos cosas que sin ellos serÃa imposible descubrir y aprender, asà que, sentirnos solos o no, no depende de ellos, depende de cómo gestionamos las emociones que se despiertan en nosotros, cuando no hay nadie alrededor.
Recuerda siempre que somos ESA persona que nos acompaña desde que nacemos y que estará hasta el último dÃa de nuestra vida y también que somos nosotros mismos quienes decidimos la connotación que le damos a la soledad, asà que depende sólo de nosotros cómo y desde dónde elegimos vivirla.
Hagamos de esos momentos de soledad la mejor cita con nosotros mismos, hagamos cosas que nos gusten y disfrutemos de nuestra compañÃa, tomemos un café, salgamos a caminar, conversemos con nosotros, descubramos nuestros talentos y lo que nos encanta hacer, para que un dÃa, viviendo esos momentos, nos descubramos sonriéndoNOS mientras nos decimos: “No me siento sola, estoy conmigo y estoy feliz…”
Los tiempos prolongados que estuve solo en mi vida fueron inicialmente dolorosos. Luego, probablemente por alguna ruptura, aceptados, y finalmente disfrutados. Creo que hoy, con hijos, son añorados.
Gracias por el comentario!
El texto va muy orientado hacia aprender a ser feliz con uno mismo y desde ahÃ, poder relacionarnos mejor con las demás personas, sobre todo desde el amor y no desde el miedo y la necesidad. Un abrazo 😀