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Aprender a andar con uno mismo…

La palabra despertar la podemos usar de muchas maneras, no sólo para referirnos al hecho de despertar cada mañana, ya que se ha vuelto un acto casi inconsciente en el cual ni pensamos cuando llega la noche porque damos por sentado que al día siguiente vamos a despertar nuevamente.

Despertar cada mañana es algo más que eso, es realmente un milagro, un regalo por el cual debemos sentirnos afortunados y agradecidos, y es además, una oportunidad de hacer las cosas mejor de lo que las hicimos el día anterior.

Cuando tomamos conciencia de lo que significa despertar cada mañana, logramos tener un despertar diferente, tenemos un despertar a la vida, abrimos los ojos del alma y valoramos las cosas realmente importantes, ya no despertamos sólo para recibir el día, sino que también despertamos para recibir la vida.

Despertar realmente a la vida nos hace querer conocernos, nos mueve a descubrirnos y eso nos lleva a creer en nosotros mismos, porque vamos viviendo día a día de forma más coherente con nuestra esencia y en sincronía con el universo, lo que nos permite estar más conectados y a la vez atentos a las señales que él nos va dando para entender cosas que antes no entendíamos y tomar caminos que antes no hubiéramos ni siquiera imaginado.

Despertar a la luz es ver realmente las cosas en sus formas y con sus colores, sin querer cambiarlas, aceptándolas como son, sin pensar si nos gustan o no, o si son buenas o malas, porque nos damos cuenta que las cosas de la vida no se miden de esa forma.

Despertar es darnos cuenta que las cosas tienen el significado que nosotros les damos, que nos basamos en percepciones según las cosas que hemos vivido, que nuestras experiencias pasadas son los filtros a través de los cuales vemos, es aceptar que cada persona tiene sus propios filtros y que la verdad es como es sin importar cómo decidamos verla.

Despertar es aceptarnos a nosotros mismos y cuando por fin nos aceptamos, con todo lo que somos, hacemos y creemos, cuando por fin nos encontramos con nosotros mismos sin juzgarnos, podremos ver a los demás sin juzgarlos también, nos damos cuenta que cuando no aceptamos algo en los demás es porque no lo aceptamos en nosotros mismos, dejamos de perseguir esa lucha incansable por arreglar a los demás porque el acto más grande de amor es aceptarnos como somos y aceptar a las personas como son, y eso es más que una frase trillada, es saber que nosotros, las demás personas y las cosas son perfectas tal y como son en cada momento porque están ahí en ese momento para enseñarnos algo así, tal cual están.

Despertar es darnos cuenta que las experiencias son siempre para aprender, es tener conciencia que todo lo que pasa tiene un para qué, que de todo se aprende y que el aprendizaje nos lleva sin duda al crecimiento, es confiar en que aunque las cosas no estén saliendo como nosotros queremos, están saliendo de forma perfecta para lo que yo tengo que aprender.

Despertar es alejarnos de gente que no nos suma, incluso a veces que se alejen de nosotros sin saber por qué, el hecho que empecemos a darnos cuenta que había gente alrededor nuestro que ya no está, al principio nos hace sentir solos, hasta que entendemos que la soledad del despertar realmente no es soledad, es una nueva forma de andar, es aprender a andar con uno mismo…

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